martes, 30 de junio de 2009

Rosa, La Reina de las Flores

La Reina De Las Flores

Los rosales (Rosa spp.) son un conocido género de arbustos espinosos y floridos representantes principales de la familia de las rosáceas. Coloquialmente, las denominaciones "rosal" (planta), "rosa" (flor) y "escaramujo" (fruto) se usan indistintamente como nombres vulgares para Rosa spp.

Hay alrededor de 100 especies de rosales silvestres, originarios de zonas templadas del Hemisferio Norte. La mayoría de las especies de Rosa son cultivadas como ornamentales por su conspicua flor: la rosa; pero también para la extracción de aceite esencial (perfumería y cosmética), usos medicinales (fitoterapia) y gastronómicos.

Actualmente, y con distribución mundial, existen una enorme variedad de cultivares de rosas (más de 30.000) a partir de diversas hibridaciones, y cada año aparecen nuevos cultivares. Las especies progenitoras mayormente implicadas en los cultivares son: R. moschata, R. gallica, R. damascena, R. wichuraiana, R. californica y R. rugosa. Los cultivadores de rosas del siglo XX favorecieron el tamaño y el color, produciendo las flores grandes y atractivas, con poco o ningún aroma. Muchas rosas silvestres y "pasadas de moda", por el contrario, tienen un olor dulce y fuerte.

Las rosas están entre las flores más comunes vendidas por los floristas, así como uno de los arbustos más populares del jardín, incluso jardines específicos rosaledas, compuestos solamente con sus ejemplares. Las rosas son de gran importancia económica tanto como cosecha para el uso de los floristas como para la elaboración de perfumes.

Etimología

En español — y para otras lenguas romances también —, el término "rosa" proviene directamente y sin cambios del latín rosa, con el significado que conocemos: "la rosa" o "la flor del rosal"; devenido del vocablo previo rodia (ródja) [por cambio similar como en: ClauSus por ClauDIus]. Éste último arcaísmo latino es, a su vez, prestado — a través del osco — del griego antiguo ρόδον (RhÓDON) (la rosa, la flor del rosal) o mejor RhODÉA (el tallo de la rosa, el sostén de la flor).

A partir del griego antiguo se alude el posible significado de rhódon como "efluvio oloroso", "lo que es fragante", o "lo que desprende olor"; originado como término compuesto: por ροή (roí) "flujo" + οδμή (odmí) "fragancia, olor".

El término se remonta más allá, probablemente de fródon o sino también de wrodion (bródion) en el antiguo dialecto eólico, raíces correspondientes con el persa antiguo VeReDa o V'ReDa (y sus dialectos: avéstico WaRDa, sogdiano WaRD y parto WâR), como una voz irania traspasada desde el sur de Armenia a Frigia y de ahí a Grecia. [Confrontar con otros términos: en caldeo V'RâD, en armenio vard, y en árabico VeRD. (Hehn, Pott, Schenkel)]. Y previamente de un origen tan antiguo como del arameo wurrdā y hasta del asirio wurtinnu. Cotejar con la raíz trilítera en hebreo ורד (VRD)

En cuanto a la base, el núcleo deriva de una raíz indoeuropea vardh- (wardh), vradh- (wradh), "crecer", "erguir(se)"; donde en sánscrito wardh-as, significa "germinante", y wardhati, "elevar(se)", "prosperar".

Por otra parte, puede ser un derivado de una raíz grecolatina VRAD-, "plegarse", "hacerse flexible". Y por ahí también el griego rodanós, rádinos, y el eólico bradinós, "blando" o "flexible".Color claro.

"Rosa" también es un término coincidente con varios nombres germánicos que tienen la raíz hrod, con el significado de "gloria".

Las rosas en la cultura
Historia

«Su cultivo es antiquísimo [...] Los primeros híbridos se realizaron entre especies europeas, a las que se les fueron incorporando paulatinamente los genomas de las especies asiáticas. La primera imagen de una especie de Rosa se encuentra en la Isla de Cnossos, Grecia, y corresponde al siglo XVI a.c. La Isla de Rhodas, también en Grecia, recibió ese nombre por el cultivo de las rosas; existen monedas de esa isla, de hace 4000 A.C, con imágenes de ellas. Las rosas se cultivaban también en los famosos jardines de Babilonia (2845 a. C.). Fueron muy populares también entre griegos y romanos. En la "Iliada", Afrodita embalsama con aceite de rosas el cuerpo muerto de Héctor. En Sybaris (poblado por los sibaritas, que gustaban de pasarla bien) los habitantes pudientes llenaban sus colchones con pétalos de rosas, de allí la expresión actual de ser criado en un "lecho de rosas".»

Evidentemente, ya desde la antigüedad, el cultivo de rosales estaba muy difundido, ya sea como plantas ornamentales como también para provecho de sus propiedades medicinales y aromáticas (perfumería y cosmética).

Originariamente crecieron, hace más de 4.000 años, en el fértil valle situado entre los ríos Tigris y el Eufrates, en Oriente Medio, justo donde tradicionalmente se situaba el Paraíso del Antiguo Testamento. De hecho, planchas de arcilla descubiertas en los templos de Ur (Irak) nos hablan del uso que el sultán de Bagdad hacía del agua de rosa destilada, del que utilizaba más de 30.000 ánforas al año para perfumar sus habitaciones privadas y su exclusivo harén.

A pesar de que los griegos ya conocieron y apreciaron esta flor hasta el punto de dedicarla a la diosa Afrodita por ser el símbolo de... la belleza y el amor, Europa tuvo que esperar hasta la Edad Media, tras las Segundas Cruzadas, para conocer la expansión y el inicio del aún hoy reinado de la rosa. los cruzados que defendieron Jerusalén del ejército del general musulmán Salah-al Din (más conocido por Saladino), regresaron a Europa tras la caída de la ciudad sagrada trayendo consigo esquejes de una nueva planta que habían descubierto en los jardines monásticos orientales y que los monjes cultivaban por sus propiedades medicinales. Por su parte el mismo general sarraceno también utilizó esta flor, enviando caravanas con cientos de camellos cargados de agua de rosas que fue utilizada para limpiar y purificar las mezquitas que habían sido ocupadas por los cristianos.»

«Los primeros datos de su utilización ornamental se remontan a Creta (siglo XVII a. C.). La rosa era considerada como símbolo de belleza por babilonios, sirios, egipcios, romanos y griegos. En Egipto y Grecia tuvo una especial relevancia, y mucho más en Roma. Los romanos cultivaron la rosa intensamente, siendo utilizados sus pétalos para ornamento, así como la planta en los jardines en una zona denominada Rosetum. Tras la Edad Media, donde su cultivo se restringió a Monasterios, vuelve a surgir la pasión por el cultivo del Rosal. Un ejemplo de esta pasión fue la emperatriz Josefina que a partir de 1802 en su Palacio de la Malmaison llegó a poseer una colección de 650 rosales. Las colecciones de rosas se han multiplicado desde entonces.

A fines de 1700, fue introducida en Europa, R. semperflorens, conocida como Rosa de Bengala, con flores pequeñas agrupadas. Para el comienzo de 1800, fue introducida en Europa, R. indica var. fragans, conocida con el nombre de Rosa de Te, originaria de la China (conocida también como R. chinensis).

La era moderna de las rosas se inicia a partir de 1867 con la creación del primer ejemplar Híbrido de Té por el productor francés Guillot, quien la llamó: "La France" «El invento surgió por casualidad, cuando Guillot estaba intentando mejorar una rosa naranja. El resultado fue una flor muy olorosa y con una larga floración, distinta en tamaño y características a las rosas que había hasta entonces.... La rosa de te original, anterior a la creación de los híbridos que sucedieron a la invención de Guillot de Francia, era más pequeña, casi sin olor y se producía en una escasa paleta cromática: blanco, rosa y rojo.
Durante el siglo XIX empiezan a llegar variedades del extremo oriente, donde su cultivo fue también muy relevante por los antiguos jardineros chinos (existen datos del cultivo de rosales 3000 a. C.). Con ellos llegan los colores amarillos.»

Cultura

La rosa ha sido celebradísima en todo tiempo por los poetas y prestado materia a las mitologías y leyendas desde Salomón que veía una rosa en la esposa del Cantar de los cantares, Safo y Anacreonte hasta la delicada comparación de Malherbe:

Fue una rosa y como las rosas vivió el espacio de una mañana.

En la Novela de la rosa, ésta es el premio del amor y del valor. En El asno de oro de Apuleyo, el borrico se vuelve hombre al comer rosas y los poetas han representado a porfía a la Aurora como una joven que esparce rosas. En la mitología indiana, la rosa representa ya el Sol, ya la Aurora, ya el Crespúsculo vespertino.

Una de las tres gracias en Grecia llevaba una rosa en la mano y se decía que la rosa había brotado del pie de Venus al salir algunas gotas de sangre de una picadura que se había causado con una espina. La fábula decía también que la rosa era al principio blanca y se había vuelto encarnada al teñirse con la sangre de Adonis (alusión al paso de la luz blanca alba a la luz rosada aurora). De igual manera que a Venus y Flora, cuyas estatuas se adornaban con guirnaldas de rosas, pertenecía esta flor a Baco y en uno de sus ditirambos invita Píndaro a coronarse de rosas en honor a Dionisos. Muchos pueblos eslavos denominan a la fiesta de la primavera rusdija o fiesta de las rosas.

En algunas leyendas italianas, la rosa es símbolo de virginidad. Contrariamente, las cortesanas de Roma celebraban su fiesta el día 23 de Abril consagrado a Venus Ericina y se mostraban adornadas de rosas y mirtos, siendo particular que en igual día que en nuestro calendario es el de San Jorge subsista en Barcelona la costumbre de regalar rosas. En los grandes banquetes romanos, los convidados iban coronados de rosas, creyéndose que preservaban de la embriaguez. En otros países, la rosa es un símbolo funerario y de ahí, según algunos, que se planten cipreses y rosales en los cementerios.

Simbologías varias

Las rosas son símbolos antiguos del amor y de la belleza. La rosa era sagrada para un número considerable de diosas, y se utiliza a menudo como símbolo de la Virgen María. Las rosas son tan importantes que de ellas derivan términos como color rosa o rojo en una considerable variedad de idiomas.

Las rosas vienen en una variedad de colores, cada uno con un diverso significado simbólico:

Azul: representa milagros y nuevas posibilidades
Rojo: amor, pasión
Rosado: tolerancia, secreto
Rosado Oscuro: gratitud
Rosado Ligero: admiración, condolencia
Blanco: inocencia, pureza, pristinidad, alma. (véase también: Rosa Blanca)
Amarillo: amor muriéndose
Naranja: pasión
Borgoña: belleza
Negro: sexo

La rosa también es el símbolo de dos dinastías reales inglesas: la Casa de Lancaster (rosa roja) y la Casa de York (rosa blanca) que se vieron enfrentadas en la conocida como Guerra de las Dos Rosas.

Por otro lado el equipo nacional de fútbol de Inglaterra, además de ser conocido por su apodo oficial Los Tres Leones, recibe el apodo del "Equipo de la Rosa" adoptado por todo equipo representativo inglés. También es el emblema de la Selección de rugby de Inglaterra.


La Reina del Jardín

Se dice que los orígenes de las rosas cultivadas se remontan a la jardinería en la antigua China Imperial. En la mitología hindú se la relacionaba con la diosa del amor y la belleza, así como en la Grecia clásica. También fue muy venerada en el Egipto faraónico. Existe la creencia de que Cleopatra hacía rellenar sus almohadas con pétalos de esta flor.

La rosa ha conquistado una popularidad que difícilmente puede disputarle cualquier otra flor. De hecho, está considerada como ‘la reina de las flores’. Además de su aroma, suave y exquisito, las rosas tienen el atractivo de sus hermosas flores, y una apariencia elegante que la hace ser la planta más cultivada en parques y jardines de todo el mundo.

Condiciones moderadas

Las especies de flores grandes son ideales para ser cultivadas en el jardín, y las pequeñas en balcones y terrazas. En compensación, éstas últimas florecen ininterrumpidamente de mayo a noviembre.

En la práctica no existen situaciones ambientales, excluida la sombra total, que impidan el cultivo de la rosa.

Basta con que el rosal reciba de tres a cuatro horas de sol por la mañana para que florezca regularmente.

Prefiere los términos medios, ni excesivo riego ni demasiada sequía. Si se cultiva en maceta, conviene regarlo cada 3 ó 4 días, y en el caso de que esté en el jardín, una vez a la semana.

Ejemplo de adaptación

Los rosales se desarrollan mejor en zonas templadas y crecen con más facilidad en condiciones de inviernos fríos y helados, primaveras suaves, y días con mucho sol en verano. Los situaremos en un lugar con abundancia de luz, calor y humedad.

La planta no debe ponerse a favor del viento, ni tampoco a pleno sol.

Sin embargo, la versatilidad de la rosa hace que pueda adaptarse a condiciones adversas de temperaturas y cantidades variables de sol y de lluvia.

Existen pocos lugares en el mundo donde no pueden ser cultivadas, tales como sitios de permanente sequía o fríos intensos y prolongados.

Muy importante: la poda

La razón primordial por la cual se podan periódicamente las plantas de rosas es para evitar ramificaciones inútiles que sustraen la savia de la misma e impiden que se desarrollen de forma correcta y que nazcan flores de calidad.

Una planta con muchas ramas da flores en abundancia, pero de una apariencia mediocre, ya que malgasta la savia en alimentar ramas innecesarias.

Se recomienda que, después de una poda, se fertilice.

Existen dos tipos de podas: la de formación, que se realiza en el primer año y consiste en el desarrollo adecuado de la planta; y la fitosanitaria, que se lleva a cabo a partir del primer año y que supone eliminar todas aquellas ramas enfermas, quebradas o con plagas.

Muchos tipos a elegir

Existen numerosos tipos de rosales. Podemos cultivarlas para la mera ornamentación así como darles un fin más funcional.

Para ello, existen rosales trepadores muy útiles para cubrir paredes o vallas no muy agraciadas.

También tapizantes, que frenan el crecimiento de las malas hierbas al no dejar pasar los rayos de sol.

Existen rosas con olor, muy intenso y penetrante así como muy agradable.

El rosal es la planta ornamental por excelencia. No hay jardín público o privado que carezca de ella. Además, ofrece múltiples posibilidades de color, con infinidad de matices, así como de olor. Su mantenimiento es sencillo y su resistencia grande, que junto con su extrema belleza la hace muy apreciada entre los amantes del jardín.

Redacción/Facilisimo.com

Las rosas también se oxidan

Entre las enfermedades que pueden atacar a tus rosales existe la roya, un hongo que afecta a diversas especies. Se asemeja a un tipo de herrumbre (óxido de hierro) por sus pústulas de color anaranjado, como polvillo sobre las hojas de las rosas y en los tallos.

Se trata de un organismo que se beneficia especialmente de las altas temperaturas y la humedad constante. Te damos algunos trucos para cuidar tu rosal y deshacerte de esta molesta plaga.

Soluciones para combatir la roya

Primero aparecen pústulas de color anaranjado, que luego se convierten en manchas.

La primavera y el otoño son las temporadas en las que suele aparecer este hongo.

Las temperaturas ideales para que crezca este hongo están entre los 19 y los 25º C. La humedad sostenida durante 2 ó 3 horas también ayuda a la proliferación de esta enfermedad.

Toma nota de las siguientes recomendaciones que te ofrecen los expertos de la Universidad de Iowa:

En cuanto veas una pústula anaranjada sobre las hojas o tallos de tu rosal, arráncalos de la planta.

Si podas cuidadosamente las ramas muertas, podrás detener el avance de la roya, facilitarás el movimiento del aire entre las hojas y les quitarás el exceso de humedad que favorece al hongo.

Cómo último recurso, rocía la planta con un funguicida de azufre o de triforine. Repite el tratamiento a intervalos de 7 a 14 días, mientras continúen las altas temperaturas y la humedad sea alta, favorable a este hongo.

En el otoño, arranca todas las hojas infectadas y bárrelas del jardín.

En invierno, aplica una dosis extra de azufre en aerosol, cuando tus rosales estén hibernando.

Medidas preventivas

Antes de plantar un rosal, elige uno que sea resistente a la roya.

Nunca rocíes con agua las hojas de tu rosal de noche, porque si se asienta una capa de humedad durante varias horas, es muy probable que se forme esta plaga.

Planta rosas en áreas que reciban sol directo y permite que se aireen bien.

Artículo ofrecido por Graziana Palazzo
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Cómo plantar los rosales

Cuando ya has hecho una elección de entre las muchas variedades y colores de rosales y te dispones a plantar tu rosal favorito, es aconsejable pararse un momento a pensar en los siguientes puntos:

1. Los rosales cultivados en macetas se pueden plantar durante todo el año, siempre y cuando no haya heladas.

2. En el caso de rosales cultivados al aire libre, lo mejor es plantarlos en otoño. Entonces el suelo todavía está cálido, por lo cual aún se pueden formar algunas raicillas. Sólo entonces la planta tendrá un crecimiento óptimo en la siguiente primavera.

3. Los rosales gustan de un lugar soleado, pero algunas variedades pasarán en ocasiones demasiado calor en una ubicación al sur. Los rosales Rambler, por ejemplo, son una buena elección. ¡Fíjate en esto al elegir!

4. A los rosales les gusta un lugar abrigado y aireado, donde el viento pueda acariciar las hojas. Esto no es lo mismo que un lugar con mucho viento o con corrientes de aire, donde acechan toda clase de enfermedades.

5. Los trepadores no se deben plantar demasiado cerca de una pared, donde la mayoría de las veces el suelo está demasiado seco. Una distancia de unos 30 cm. es perfecta.

6. Los rosales son bastante exigentes en cuanto al tipo de suelo. Donde mejor florecen es en una tierra ligeramente arcillosa o limosa. Un terreno arenoso se puede enriquecer eventualmente con estiércol. La arcilla pesada se puede hacer más suelta con harina de basalto. Una turbera ácida mejorará si abonamos anualmente con cal. Para todos los tipos de suelo es aconsejable hacer un amplio hoyo de plantación y llenarlo con tierra especial para rosales. A fin de cuentas, no puedes plantar tu nueva adquisición más que una sola vez, y de esta manera la planta tendrá el mejor comienzo posible.

7. Para estimular la vida del suelo y limitar posibles daños por heladas, es inteligente acolchar (cubrir el suelo con hojas y estiércol viejo) directamente en el momento de la plantación.

8. Antes de plantar los rosales, ponlos primero en un cubo de agua durante una noche.

9. Remueve bien la tierra y haz un hoyo de plantación suficientemente amplio, de modo que las raíces del rosal se puedan extender bien.

10. Planta el rosal tan profundo que el injerto de escudete (la parte nudosa, de donde brotan las ramas) quede aproximadamente 5 cm. por debajo de la tierra (esto, por supuesto, no es válido para rosales de pie).

11. La tierra removida, mezclada con compost o estiércol, se esparce encima de las raíces. Apisona bien la tierra con el pie, si no, las raíces no entrarán en contacto con la tierra y el rosal no arraigará bien.

12. Regar abundantemente después de la plantación.

Los rosales trepadores exigen algún cuidado adicional, siempre que estén plantados contra una pared. Cerca de los cimientos suele haber pocos nutrientes disponibles, de modo que es inevitable mejorar el suelo. Llena el hoyo de plantación generosamente, con tierra de calidad y estiércol de vaca o abono especial para rosales, y planta el rosal a unos 30 cm. de la pared. Puesto que al lado de una pared la tierra suele estar muy seca, hay que regar mucho, también cuando el rosal haya empezado a crecer.

Abonar a tiempo

Sólo en un suelo generosamente abonado los rosales crecerán y florecerán óptimamente. Durante la temporada de crecimiento hay que dar dos veces un abono artificial en la fórmula NPK 12+10+18, o si no, un abono biológico con elementos traza. Para evitar enfermedades lo mejor es dar un abono con un alto contenido en magnesio y potasio y, muy importante, ¡un contenido bajo en nitrógeno!

Desde principios de septiembre el abono deja de ser necesario. De otro modo, la planta seguiría creciendo demasiado tiempo, por lo cual los brotes nuevos no llegarían a ser resistentes a las heladas antes del invierno. En noviembre o febrero los rosales te agradecerán un abono básico o de reserva, por ejemplo, de compost mezclado con estiércol de vaca.

Protección contra las helada

Todos los rosales se deben proteger de alguna manera contra las heladas. El injerto de escudete, es decir, el lugar donde el rosal cultivado ha sido injertado en su portainjertos (pie de un rosal silvestre), es muy sensible a las heladas. Por este motivo el arbusto se debe acollar, como se dice en términos técnicos. Esto también evita la desecación.

Para proteger la tierra de alrededor de los rosales contra el deterioro de la estructura, es aconsejable aplicar un recubrimiento de, por ejemplo, paja, estiércol bien putrefacto, corteza de coco, virutas o compost casero. La protección de los rosales sólo se quita cuando el peligro de heladas haya desaparecido en su mayor parte. En la práctica esto será en marzo o abril.

En estos mismos meses también habrá llegado la hora de la poda. En periodos secos debes regar los rosales periódicamente; tal vez son los habitantes más sedientos de tu jardín. Los serpollos que brotan del suelo deben cortarse lo antes posible. Estos brotes proceden del portainjertos y se reconocen por el gran número de pinchos y las hojas de siete folíolos. Si no quitases estos brotes, en poco tiempo tendrías un rosal silvestre de floración abundante, ¡en lugar del rosal que habías elegido!

Fuente de información: Bakker
Imágenes: Tusplantas.com

Descubre los rosales trepadores

Al elegir y adquirir un rosal trepador casi todo el mundo tiene en perspectiva la romántica imagen de una cascada de flores con un dulce aroma. Para convertir este sueño en realidad, es bueno mirar las posibilidades con más detalle. En el fondo no hablamos de auténticas plantas trepadoras, ya que no tienen zarcillos enredaderos como la parra o la clemátide, ni las 'ventosas' de la hiedra. Los rosales trepadores sólo treparán si tú les echas una mano, guiándolos y atándolos.

¿Qué variedades se pueden elegir?

Existe una amplia gama: los 'Rambler' (rosales de lianas) se usan mucho y tienen buenas características de crecimiento. Florecen en la madera de más de un año y las ramas jóvenes se dejan guiar con facilidad. En unas circunstancias óptimas esta variedad puede crecer hasta 3 metros por año. La mayoría de las flores aparecen en las ramas torcidas que crecen horizontalmente; el rosal luce magnífico cuando puede seguir con desenvoltura su propio camino.

La floración tiene lugar en la primavera tardía y el verano temprano y, en el caso de algunas variedades, otra vez en otoño. Aunque determinados ejemplares pueden mostrarse sensibles al mildíu, la mayoría de los 'Ramblers' son vigorosos arbustos, que incluso pueden soportar alguna helada, sin que necesiten ser protegidos para ello.

Otra buena elección son las variedades trepadoras de los 'híbridos de té' (climbing). A veces estos rosales se clasifican en las categorías de 'flores grandes' (grandiflora): en ellas destaca la belleza de algunas flores grandes llenas en un solo zarcillo. Además, están los 'rosales de racimos' (floribunda), que siempre tienen muchísimas flores pequeñas en una rama. La cascada de flores puede constar de inflorescencias sencillas o dobles.

Para evitar que la planta se vuelva lampiña en la parte inferior, debe guiar horizontalmente las ramas. De este modo obtendrá una floración uniforme en la planta entera y no sólo en la parte superior. Las variedades 'climbler' son un poco menos fuertes que las 'Ramblers', pero con unos cuidados y un lugar de plantación adecuados, son sin duda una adquisición excelente para su jardín o balcón.

Muy popular es una variedad derivada de los rosales trepadores de 'flores grandes', el llamado 'rosal pilar'. Como el nombre ya hace sospechar, éste se deja guiar a lo largo de un pilar o un armazón de madera o metal. Es una variedad menos alta, aproximadamente 1,50 a 2 metros como media, y los zarcillos son un poco más fuertes que los de su 'hermana mayor'. Se trata de una buena alternativa para un jardín pequeño o el balcón, pero también como llamativa atracción en medio de un macizo con rosas o en ambos lados al principio de una senda.

Por último, también hay que destacar las correspondientes variedades de repetida y larga floración. Si cortas las flores después de la floración, hasta la primera 'hoja' (la primera ramita, que tiene cinco folíolos), tu esfuerzo será recompensado con una segunda floración abundante. Si no las quitas, esto irá a costa de la siguiente floración. No obstante, el rosal es generoso: en ese caso ofrecerá sus hermosos escaramujos rojos, que quedarán muy decorativos en otoño y en los meses del invierno.

¿Qué color elegir?

Ofrecen prácticamente todos los colores: del blanco como la nieve hasta un rojo casi negro y del amarillo transparente hasta el naranja vivo. Incluso los hay de color azul, aunque este último casi nunca tendrá flores azules de verdad; se inclina más bien al color del espliego.

Para estar seguro de que vamos a plantar el color que teníamos pensado, no es aconsejable comprar rosales 'ventajosos' en el supermercado. Desgraciadamente, en muchas ocasiones ni el color ni la variedad de estos rosales suelen ser 'auténticos'.

No compres nunca un rosal sólo por su color. Es mejor comprarlos por su nombre. De esta manera siempre podrás encontrar información sobre el modo de crecimiento y otras curiosidades.

He aquí algunos rosales trepadores buenos y fuertes:

Rambler Metanoia - color salmón con bonitas hojas brillantes de color verde.
Rambler Indigoletta - azul lila, floración de junio a noviembre.
Rambler Bukala - naranja puro, floración de junio a noviembre.
Climber New Dawn - grande/oloroso/rosa suave, fuertes ramas.
Climber Paul's Scarlet - racimos de un cálido color rojo, floración de junio a noviembre.
Climber Penny Lane - grande/blanco cremoso, hojas de un verde alegre.
Climber Santana - grande/rojo, floración de junio a noviembre.
Pillar Trevi Fountain - grande/naranja, floración de junio a noviembre.
Pillar Paul's Lemmon - grande/doble/dorado, floración de julio a octubre.
Pillar Libretto - grande/doble/rosa, floración de junio a octubre.
Pillar Ponte Rosa - grande/doble/rojo, floración de junio a octubre.

Fuente de información: Bakker
Imágenes: Tusplantas.com


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