lunes, 8 de marzo de 2010

Libélula

Anisóptera
(Libélula)
Clasificación científica
·       Reino: Animalia
·       Filo: Arthropoda
·       Clase: Hexapoda
·       Orden: Odonata
·       Suborden: Anisóptera
Superfamilias y familias
·       Aeshnoidea
o       Aeshnidae
o       Gomphidae
o       Neopetaliidae
o       Petaluridae
·        Cordulegastroidea
o       Cordulegastridae
·       Libelluloidea
o       Corduliidae
o       Libellulidae
(Watson y O'Farrell, 1991)
Los anisópteros (Anisoptera, del griego anisos, "desigual" y pteros, "alas") son uno de los dos subórdenes clásicos del orden Odonata. Se conocen con el nombre común de libélulas, aunque este término, un tanto vago, suele usarse también en un sentido más amplio para designar a todos los odonatos.
Son paleópteros, es decir, insectos que no pueden plegar las alas sobre el abdomen. Se caracterizan por sus grandes ojos multifacetados, dos pares de fuertes alas transparentes y abdomen alargado. Se alimentan de mosquitos y otros pequeños insectos como moscas, abejas, mariposas y polillas.
Su hábitat natural se encuentra en las cercanías de lagos, charcos, ríos y tierras pantanosas, ya que sus ninfas son acuáticas. Las libélulas no pican a los seres humanos, y son valiosas como depredadores controlando las poblaciones de insectos como los mosquitos y las moscas (que son transmisores de enfermedades como el dengue y la gastroenteritis).
Anatomía
El cuerpo frágil y las alas largas y delgadas hacen de la libélula uno de los insectos más veloces. A diferencia de la mayoría de los insectos, éstas baten sus alas anteriores y posteriores de manera alternada para controlar mejor el vuelo.
Poseen una vista excelente, gracias a la peculiar estructura de sus ojos: alrededor de 30.000 facetas dispuestas de tal forma que le permiten aproximadamente 360º de campo visual. Estos ojos multifacetados, por lo general, se juntan en la parte posterior de la cabeza y le permiten ver a su presa desde una distancia de hasta 12m. La libélula no puede caminar por la posición frontal de las patas, pero la forma de "canasto" de éstas le permite atrapar a su presa.
Biología y ecología
El ciclo de vida de las libélulas, desde la fase de huevo hasta la muerte en edad adulta, abarca entre seis meses hasta seis o siete años. En ocasiones, las hembras ponen huevos entre las pequeñas grietas del barro o musgo. Pasan la mayor parte de su vida como larvas bajo el agua respirando a través de agallas, se alimentan de otros invertebrados o incluso de vertebrados, como renacuajos o peces.
En la fase adulta (voladora), las especies mayores pueden llegar a vivir hasta cuatro meses.
En el pasado remoto existieron especies mucho mayores. La mayor, encontrada como fósil, es una Protodonata llamada Meganeura monyi que data del Carbonífero con una envergadura de alas de entre 70-75 cm. La mayor especie de odonatas moderna, la Anax strenuus, endémica de Hawaii, y la gigante de América Central, Megaloprepus coerulatus, tienen 19 cm de extensión de alas. La especie moderna más pequeña registrada es la Nannophya pygmaea, de Asia, con una envergadura de alas de tan sólo 20 mm.
La libélula común, Anax junius, es una de las mayores y más rápidas, pudiendo alcanzar una velocidad de 85 km por hora.
Los caballitos del diablo o señoritas (del suborden Zygoptera), son a menudo confundidos con las libélulas. Sin embargo, ambos insectos son diferentes: éstos mantienen las alas juntas, pegadas al cuerpo, cuando están en reposo, mientras que las libélulas las mantienen separadas horizontalmente o ligeramente inclinadas hacia abajo y hacia adelante, ambos subordenes tienen dos pares de alas, en las libélulas el segundo par de alas es más ancho que el primero y en los caballitos del diablo el ancho en los dos pares de alas es similar. Sus ojos también difieren, mientras que los de los caballitos del diablo están separados, los de las libélulas están prácticamente juntos. Los caballitos del diablo poseen cuerpos más delgados y son más frágiles en su vuelo. Ambos son miembros del orden Odonata y poseen ciclos vitales similares.
Cortejo y reproducción
El macho de la libélula impone sus derechos sobre un territorio cercano al agua y lo defiende ferozmente de todos sus rivales. Cuando llega la hembra, el macho modifica su estilo de vuelo. Así, realiza una exhibición para cortejar a su compañera, antes de sujetarle la cabeza con pinzas especiales ubicadas en el extremo de su abdomen. Luego, la hembra arquea su abdomen hacia adelante para reunir sus órganos sexuales y se produce la fertilización. La hembra pone los huevos cerca o en el agua.
Las larvas son unos depredadores feroces, los cuales, mediante la mascara, (brazo retractil) que tienen bajo la boca, cazan otros animales: renacuajos, peces e incluso otras larvas de libélula.
Como curiosidad cabe destacar que los machos poseen un órgano que tiene como función retirar el esperma que la hembra pudiera tener de la fecundación de otros machos.
Camuflaje de movimiento
Se ha descubierto recientemente que las libélulas emplean la ilusión óptica para acechar a otros insectos que invaden su territorio. Se pueden mover de tal forma que se proyectan a sí mismos como un objeto estático mientras atacan con rapidez a sus víctimas. Estos descubrimientos ilustran por primera vez cómo utilizan técnicas complejas de camuflaje durante el ataque aéreo.
Cinco años para convertirse en libélula
La larga metamorfosis de uno de los insectos más antiguos y sorprendentes del mundo animal que aún puede verse volar
Puede volar hacia adelante o hacia atrás, en línea recta, subir o bajar en vertical, girar en el aire sobre su cuerpo, detenerse en mitad de la nada y flotar, alcanza una velocidad que equivaldría a 200 km/h. en un hombre... Y no es un helicóptero. Es uno de los insectos más antiguo, rápido y sorprendente del reino animal. Un prodigio de tecnología. Es la libélula, la pequeña reina del cielo ibérico que aún puede verse volar antes de que con la llegada del invierno muera.
Las protagonistas de nuestra historia pertenecen al orden de los odonatos, que se dividen en dos subórdenes: zigópteros (caballitos del diablo) y anisópteros (verdaderas libélulas). Más de 5.000 especies de estos insectos sobrevuelan el mundo, con sus ocho centímetros de longitud y 11 de envergadura como medidas máximas en Europa, y sus hasta 500 huevos de puesta, que pueden tardar hasta cinco años en nacer.
El proceso comienza con la cópula. Las libélulas pueden volar unidas incluso durante este acto. Después, la hembra busca un lugar tranquilo entre la vegetación de algún riachuelo e introduciendo su abdomen en el agua (a veces en vuelo rasante) realiza la puesta. En ese momento comienza uno de los procesos más largos, intensos y arriesgados de la reproducción animal. Las ninfas, que miden apenas un milímetro cuando salen del huevo, comen con voracidad pequeños animales acuáticos.
Según las especies, pueden tardar hasta cinco años y 15 mudas ninfales intermedias en abrir su espalda y dejar el camino libre a un ser distinto: un insecto de largo abdomen, desproporcionados ojos, alas replegadas y apariencia viscosa. Sale de la funda inerte, se agarra con sus ganchudas patas a cualquier rama, extiende y ventila sus alas y, poco a poco, se lanza a un vuelo cargado de dudas. Este cambio de elemento, un periodo de tránsito conocido como etapa de emergencia, dura menos de 20 minutos en zonas templadas.
Los siguientes días los emplea en fortalecer sus alas y patas. Y en comer, por supuesto. Si sobrevive a la horda de depredadores de todos los tipos y tamaños ansiosos por comer insectos, a esta pequeña máquina de matar le quedan pocos meses de vida. Los aprovecha para reproducirse. Y la historia vuelve a empezar...
La libélula, cazadora incansable, tiene unos grandes ojos compuestos por mútiples lentes o facetas. De la parte delantera de su recio tórax salen largas y espinosas patas, y dos pares (anterior y posterior) de aerodinámicas alas de movimientos independientes. Estas alas, cruzadas de nervaduras y asentadas en poderosos músculos, la convierten en el más perfecto misil. Pero es su cabeza, dotada de unas mandíbulas de indescriptible forma, la que delata su condición de depredador.
Constantemente hambrienta, la libélula es un insecto carnívoro y letal, capaz de enfrentarse a enemigos que le doblan en tamaño y fuerza. Uno de los espectáculos más vibrantes que nos ofrece el mundo animal es la batalla, por supuesto a muerte, entre una libélula adulta y una mariposa que la supere en volumen y potencia. Lejos de ser peligrosa para el hombre, ya que carece de aguijón, se ha convertido en su colaboradora: su voracidad la lleva a comerse moscas, mosquitos, tábanos y otros insectos, en algunos caso dañinos (portadores de paludismo, fiebre amarilla...).
Otras Extrañas Reproducciones
La libélula realiza una puesta de alrededor de 500 huevos. Una minucia si lo comparamos con el cangrejo escarlata (100.000 huevos), la hembra del bacalao (seis millones) o una almeja gigante llamada tridacna (mil millones). Especialmente curioso es el caso de los caballitos de mar, puesto que los más de 1.000 diminutos caballitos salen del vientre del padre. La hembra ha depositado en ese lugar los huevos, que el macho fecunda y cuida durante dos semanas.
Algunos animales desovan en el primer lugar que les viene bien. Otros, como la anguila, recorren hasta 5.000 kilómetros (desde el mar de los Sargazos, entre las Bahamas y las Bermudas, hasta los ríos europeos) para hacer sus puestas.
Los periodos de gestación de los mamíferos también resultan sorprendentes. Varían de los 24 meses que necesita el elefante a las apenas tres semanas de algunos ratones. El tenrec de Madagascar, un pariente de las musarañas, pare 32 crías. Y una especie de topillos norteamericanos alumbra, en varias puestas anuales, hasta 150 pequeños topillos. Con las víboras es difícil calcular, puesto que las camadas varían entre las cinco y las 20 culebrillas. También son curiosas las diferencias tan apreciables como el tamaño y el peso de los huevos de algunas aves: el del avestruz, con casi dos kilos, y el de algunas especies de colibrí, con 0,35 gramos. En algunos casos los problemas surgen después del parto. La zarigüeya de Virginia pare 22 crías, pero sólo tiene 13 pezones. Las crías que no tienen la suerte, la fuerza o la habilidad para alcanzar uno están condenadas a muerte.
Galería de Fotos

Fuentes:
Wikipedia: Anisóptera
ElMundo: Cinco años para convertirse en libélula
Wikipedia: Zygóptera

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